sábado, 27 de marzo de 2010

TRATO

Al día siguiente-,y desde entonces, todos los días- lo sacaban de mañana temprano para que trabajara dos horas en una pequeña huerta que tenían detrás de la casa y de nuevo al caer la tarde, para comer ellos. Los carceleros comían veloz y vorazmente, sin hablar tragaban todo. Todos a un mismo tiempo quedaron inmoviles en actitud de escuchar, y luego a un tiempo, ruidosamente apartaron todo y se pararon y salieron en tropel. Absorto, con el corazón en el cuello, vio como una veintena de pájaros volaba hacia el cielo azul. De pronto un disparo, vio que en lo alto tenia su brazo, empuñando un revolver, y que gimiendo en el suelo le pedían a el que no lo mataran. bajo el brazo y se tiro a tragar.
-Nadie entiende, apuesto- dije

No hay comentarios:

Publicar un comentario